domingo, 10 de noviembre de 2013


REFLEXIONES PSICOESPIRITUALES 

Domingo, 10 de Noviembre 2011

Por: Reynaldo R. Espinal

ANTE LA TENTACIÓN DEL CONSUMISMO 

Recuerdo que hace ya unos años el destacado psiquiatra Español Alonso Fernández  dedicaba uno de sus valiosos libros al tema de " las nuevas adicciones" y entre ellas incluía como una de las mas extendidas en nuestra época la denominada " consumopatia", es decir, el  irresistible delirio  de consumir, de comprar, de adquirir cosas materiales con el uno propósito de disfrutar la satisfacción momentánea de la compra para luego, la mayoría de las veces, mandar lo comprado al baúl de los recuerdos y no acordarnos jamas.

Así, con esa diabólica estrategia funciona e capitalismo de consumo: nos genera necesidades que realmente no tenemos, ante la cual nos asalta la ansiedad por obtener lo que entendemos imprescindible y satisfecho el impulso nace otra necesidad nueva, por que lo antes deseado es ya obsoleto.

Esta loca vorágine nos conduce irremediablemente hacia la configuración de esta nueva- o no tan nueva. tipología social característica de nuestro tiempo: " el homo consumens", el ser humano que encuentra la razón de existir en consumir y en ello se sustenta la rueda del capitalismo. Es como si se dijera: " consumo, luego existo".


Esta perniciosa tendencia nos ha ido conduciendo hacia una deriva peligrosa, que parafraseando a Erich Fromm, consiste en sustituir " el ser por el tener". " Tanto consumo tanto valgo", con lo cual  se va desdibujando el perfil de lo autenticamente humano. 

La tarea es ardua, el desafío inmenso: trabajar con nosotros mismos, con nuestros hijos, con nuestros estudiantes. Recordar aquella verdad sencilla del " Principito" de Saint- Exupery " lo esencial es invisible a los ojos". Lo verdaderamente grande y hermoso de cada uno de nosotros está en nuestro interior. No confundamos lo esencial con lo accesorio!

Se cuenta que caminando por las ruidosas y atestadas calles de Atenas  iba el buen Sócrates contemplando el delirio colectivo de quienes no cesaban de comprar cosas- que esto no es nuevo-y con esa profunda actitud filosófica que le caracterizaba se detuvo frente a una enorme tienda y exclamó:

! CUANTAS COSAS HAY QUE YO NO NECESITO!

¿Quien sería capaz de detenerse frente a una tienda y en un soberano acto de voluntad y dominio propio decir lo mismo aun sea en el momento en que la ansiedad de comprar le tienta con sus sutiles encantos?



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