lunes, 21 de octubre de 2013

LA MAÑOSA: RETRATO NARRATIVO DE  NUESTRAS PSEUDO REVOLUCIONES.

Por: Reynaldo R. Espinal.

He querido emborronar dos cuartillas en esta ocasión por un prurito de economía de palabras, pero no puedo en aras de ello omitir mi sincero agradecimiento a mi entrañable amigo Matías Bosch por convocarme para participar en esta mesa dedicada a pensar nuestras revoluciones desde la plural perspectiva del fecundo pensamiento de su Ilustre Abuelo el Profesor Bosch. Agradezco también a Sergio Guerra, Luis Céspedes y demás apreciados colegas de ADHILAC no sólo su proverbial esfuerzo para  organizar este trascendental Congreso sino también  por escoger como Sede del mismo a La República Dominicana y esta Fundación Global a quien agradecemos, una vez más, los esfuerzos académicos que viene desplegando por la elevación del debate intelectual  en La República Dominicana.

No pretendo en tan breve espacio- ni tampoco es mi especialidad- dar cuenta aquí de las riquezas y matices narrativos que contiene “ La Mañosa”,labor que, por demás, han hecho con su reconocida autoridad renombrados especialistas Dominicanos, tal cual es el caso del Dr. Bruno Rosario Candelier, por sólo citar uno entre tantos.

Prefiero en esta ocasión, para ser fiel al objetivo que nos convoca, decir sencillamente  que en  esta novela, de las pioneras del Realismo social en nuestra historia literaria, está condensado- utilizando el emblema de una mula porfiada y sus aceleradas mutaciones, el vivo retrato de lo que fueron nuestras pseudo revoluciones de la última etapa del siglo XIX y primera del XX, entramado epocal que en la referida novela asume la singular originalidad  de quien ha abrevado en las màs pristinas esencias de la ruralìa del periplo histórico en  que transcurre la misma.

 Y a este respecto cabe decir- si se me permite una breve digresión, que esta consustanciación con lo rural devino en transversal a todo lo largo de la obra de Don Juan.

Casi se diría que Don Juan deviene en una especie de Cervantes del Siglo XX, en lo que atañe a la desmitificación narrativa de las aventuras personalistas que jalonaron el devenir de nuestra segunda República, claro está, con la diferencia de que Fello Macario y José Veras no pueden ser equiparados con Don Quijote, a quien animaba un elevado ideal caballeresco.

 “La Mañosa” es, ella misma,  la expresión de la frustración y el descalabro, de la euforia revolucionaria que a poco devendría en esperanza yerta, como lo narra con trazos inigualables el autor:  y es que “ La Mañosa “ en sus inicios…tenía figura de estampa, limpia y brillante, pequeña y rellena…todo en ella era vistoso y simpático. Simeón se esmeraba en hacerla más linda. Luego…aquello que traían era un despojo y su mañosa...no podía ser tal cosa. El no se resignaba a la idea de que le hubieran convertido el animal en un lamentable esqueleto”.


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