LA MAÑOSA: RETRATO NARRATIVO DE
NUESTRAS PSEUDO REVOLUCIONES.
Por: Reynaldo R. Espinal.
He querido emborronar dos cuartillas en esta
ocasión por un prurito de economía de palabras, pero no puedo en aras de ello
omitir mi sincero agradecimiento a mi entrañable amigo Matías Bosch por
convocarme para participar en esta mesa dedicada a pensar nuestras revoluciones
desde la plural perspectiva del fecundo pensamiento de su Ilustre Abuelo el
Profesor Bosch. Agradezco también a Sergio Guerra, Luis Céspedes y demás
apreciados colegas de ADHILAC no sólo su proverbial esfuerzo para organizar este trascendental Congreso sino
también por escoger como Sede del mismo
a La República Dominicana y esta Fundación Global a quien agradecemos, una vez
más, los esfuerzos académicos que viene desplegando por la elevación del debate
intelectual en La República Dominicana.
No pretendo en tan breve espacio- ni tampoco es mi
especialidad- dar cuenta aquí de las riquezas y matices narrativos que contiene
“ La Mañosa”,labor que, por demás, han hecho con su reconocida autoridad
renombrados especialistas Dominicanos, tal cual es el caso del Dr. Bruno
Rosario Candelier, por sólo citar uno entre tantos.
Prefiero en esta ocasión, para ser fiel al objetivo
que nos convoca, decir sencillamente que
en esta novela, de las pioneras del
Realismo social en nuestra historia literaria, está condensado- utilizando el
emblema de una mula porfiada y sus aceleradas mutaciones, el vivo retrato de lo
que fueron nuestras pseudo revoluciones de la última etapa del siglo XIX y
primera del XX, entramado epocal que en la referida novela asume la singular
originalidad de quien ha abrevado en las
màs pristinas esencias de la ruralìa del periplo histórico en que transcurre la misma.
Y a este
respecto cabe decir- si se me permite una breve digresión, que esta
consustanciación con lo rural devino en transversal a todo lo largo de la obra
de Don Juan.
Casi se diría que Don Juan deviene en una especie
de Cervantes del Siglo XX, en lo que atañe a la desmitificación narrativa de las
aventuras personalistas que jalonaron el devenir de nuestra segunda República,
claro está, con la diferencia de que Fello Macario y José Veras no pueden ser
equiparados con Don Quijote, a quien animaba un elevado ideal caballeresco.
“La Mañosa”
es, ella misma, la expresión de la
frustración y el descalabro, de la euforia revolucionaria que a poco devendría
en esperanza yerta, como lo narra con trazos inigualables el autor: y es que “ La Mañosa “ en sus inicios…tenía
figura de estampa, limpia y brillante, pequeña y rellena…todo en ella era
vistoso y simpático. Simeón se esmeraba en hacerla más linda. Luego…aquello que
traían era un despojo y su mañosa...no podía ser tal cosa. El no se resignaba a
la idea de que le hubieran convertido el animal en un lamentable esqueleto”.
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