DON MANUEL ARSENIO UREÑA: PARADIGMA
DE UN FILANTROPO.
NOTA: Este artículo fue escrito a los cuatro días del fallecimiento de mi inolvidable Don Arsenio. En su día no fue publicado. Lo comparto ahora con ustedes pues siempre he creído que seres humanos de su estatura humana y moral se agigantan con el tiempo.
Por: Reynaldo R. Espinal
Han transcurrido apenas cuatro días de su partida
al eterno regazo. Muy poco tiempo aún como para que su figura se posicione en la
conciencia nacional en sus reales dimensiones; ello no obstante, basta
realizar un breve recorrido por las reseñas de prensa y las opiniones vertidas
en estos días a raíz de su deceso como
para comprobar que fue Don Arsenio un dominicano
excepcional, muy a pesar de que su perfil humilde, austero, circunspecto
tratara siempre de disimularlo.
En una sociedad como la actual, donde de forma
agigantada se ha impuesto la ley del menor esfuerzo, la ansiosa búsqueda de
prestigio y bienestar sin reparar en los medios que para ello sea menester
emplear, conocer la límpida y sacrificada trayectoria de este egregio
dominicano ha de servir para despertar sentimientos de nobleza y altruismo.
Don Arsenio siempre reivindicó con inocultable
orgullo sus originales vínculos con la serranía. El humilde hogar de “Guama”-
situada entre Jánico y San José de Las
Matas- donde le correspondió venir al mundo, no era un lecho de rosas, aunque
sí una incipiente escuela de respeto, trabajo, decencia y fe cristiana.
Allí templó su voluntad y su carácter realizando
los más duros oficios, desde trabajar la tierra, lustrar zapatos y llevar en largos e insomnes recorridos, las “yaguas”
que eran vendidas en el hospedaje
Yaque de Santiago, para con el producto
de dicha venta adquirir los productos básicos para el sustento del hogar.
Mi madre – quien por cierto estudió junto a Don
Arsenio en la Escuela Primaria- me contaba de aquellas peripecias de llevar las
ventas al Hospedaje, que a muchos de mis tíos correspondió también realizar
muchas veces enfrentando las inclemencias del sereno, del frío, del sol y de
las lluvias, arreando las “ recuas” por
caminos inhóspitos. Eso lo hizo Don Arsenio muchas veces.
Pero precisamente, es esta voluntad curtida en
avatares, en insomnios, la que preparan nuestra voluntad e inteligencia para el
triunfo. Y así fue como pensando en llegar lejos se instaló en la ciudad, se
hizo perito contable y a base de ahorro pudo comenzar a levantar sus negocios
hasta llegar a convertirse en uno de los empresarios más prósperos de la
República Dominicana.
En estos días que corren tan proclives a la deshumanización de la actividad empresarial; cuando se piensa en la ganancia sin que importen las personas, ciudadanos como Don Arsenio constituyen un ejemplo inextinguible de inspiración y estímulo moral. El enseñó que es posible hacer fortuna a base del trabajo honrado y que no hay éxito empresarial sostenible sin pensar y hacer bien a la persona humana.
! Para el la merecida paz de los justos y de los buenos!
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