REFLEXIONES PSICOESPIRITUALES
Por: Reynaldo R. Espinal
Jueves 20 de Noviembre.
¿GIGANTES MATERIALES, ENANOS ESPIRITUALES?
Una de las cosas esenciales de la vida, a nuestro humilde juicio, no es sólo tener claro aquello que queremos- cosa por lo demás muy importante-, desde luego, si no también el preguntarnos: para qué lo queremos.
A esto se refería en su día el gran psicoanalista y filósofo Erich Fromm en aquella hermosa y profunda obra titulada " El miedo a la libertad" aludiendo a esa especie de paradoja trágica de occidente conforme a la cual hemos luchado encarnizadamente por la conquista de la libertad, por despojarnos de las ataduras materiales y espirituales que nos han subyugado y, sin embargo, a la hora de la verdad no sabemos para qué queríamos libertad.
Y al no saberlo, acabamos entregándola de nuevo a cualquier impostor. Pensemos, si no, en el nacionalsocialismo Alemán o en el Fascismo italiano, por sólo citar dos ejemplos, o la más sutil dependencia de quien se entrega al vicio, al placer desenfrenado o al consumo sin freno. Libertad para qué?
Y viene a cuento esta reflexión introductoria para situarnos, precisamente, en la perspectiva del profundo desbalance entre la vida material y espiritual en occidente. Casi lo hemos sacrificado todo por lograr mejorar las condiciones de vida, por elevar los niveles de ingreso, por transformar sustancialmente las condiciones materiales de la existencia- meta por cierto nada desdeñable- pero no hemos hecho lo suficiente por crecer en valores espirituales, por darle orientación y sentido al progreso material.
Como agudamente afirmaba el gran médico y filósofo español Don Pedro Laín Entralgo al comentar aquella frase de Sófocles de que el ser humano era " lo más maravilloso y lo más terrible del mundo" : Qué no diría hoy, viendo cómo los hombres han pisado la luna, se disponen a pisar otros astros, continúan proclamando el ideal de justicia y la convivencia, y siguen matándose y oprimiéndose entre si?
Necesitamos dar fundamento espiritual a los logros materiales, pues de lo contrario perdemos de vista lo esencial, el sentido cabal de lo alcanzando, como bien diría Ortega y Gasset al referirse al desarrollo técnico occidental: "...la técnica necesita un suplemento de alma".
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